Sujétate la Lengua es una creación del cubano Leonel Bosch. Hasta donde sé, la Sonora Matancera la popularizó en los años 50. Pero fue la versión de Palmieri y La Perfecta, con la pasión de Ismael Quintana por delante, la que caló profundo en los barrios de Venezuela.
Escúchenla:
Esta es la canción con la cual "abro" el conjunto de relatos, a manera de epígrafe aglutinador del espíritu y el tono general del libro. Precisamente por eso mismo parece paradójico: uno no puede ordenarle a un pueblo que se sujete la lengua, nadie puede sujetársela por la fuerza y ni siquiera el propio pueblo puede sujetársela a sí mismo. Radio Bemba es el signo distintivo de los barrios y, en general, de nuestro universo caribe. En cuanto a la obra, si el lector se fija bien se dará cuenta de que en todos los relatos hay un enredo producto, precisamente, del lengüeteo: siempre hay un chisme, una delación, un cuento raro, un malentendido. Salsa y Control es una parábola de la loca utilización de un órgano corporal que la naturaleza diseñó sólo para degustar y que la sociedad se encargó de darle otras aplicaciones, casi siempre sabrosas.
Paradójica también es la actitud de quienes conformamos este universo: todos hemos dicho de la boca para afuera que detestamos la habladuría y el chisme, pero ¡cómo nos gusta ejercerlo, mi hermano! Quien cayó en la lengua "tan larga y viperina", como "la que tiene Josefina", está frito, fulminado de veneno colectivo. Lo de pinga de todo es que ese veneno rara vez mata; a todos nos han inyectado y nos seguirán inyectando de eso cotidianamente, y la cosa sólo trae consecuencias graves cuando alguien decide cobrársela a alguien por las malas. En el relato Noche de línea de luz, la odiosa escena final hace pensar que una rata llamada Fabricio va a joder a la pobre Elisa porque la presiente delatora o chismosa. Pero al final no termina de suceder nada malo. De eso hablamos después.
Paradójica también es la actitud de quienes conformamos este universo: todos hemos dicho de la boca para afuera que detestamos la habladuría y el chisme, pero ¡cómo nos gusta ejercerlo, mi hermano! Quien cayó en la lengua "tan larga y viperina", como "la que tiene Josefina", está frito, fulminado de veneno colectivo. Lo de pinga de todo es que ese veneno rara vez mata; a todos nos han inyectado y nos seguirán inyectando de eso cotidianamente, y la cosa sólo trae consecuencias graves cuando alguien decide cobrársela a alguien por las malas. En el relato Noche de línea de luz, la odiosa escena final hace pensar que una rata llamada Fabricio va a joder a la pobre Elisa porque la presiente delatora o chismosa. Pero al final no termina de suceder nada malo. De eso hablamos después.